Deténgase unos minutos a observar este marivolloso círculo de expresión y creación.
Recórralo desde afuera hacia adentro. Desde los pétalos externos hacia los internos.
Mire los colores en profundidad, las formas, los puntos.
Vaya entrando en el Mandala mientras va ingresando en su propio silencio interno donde se funden los tiempos, los espacios y surge la creación divina.
Respire profundo, sienta profundo y viva desde lo profundo cada instante de la vida.
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